domingo, 17 de mayo de 2009

viernes, 26 de octubre de 2007

El "fraude inocente": El engaño del libre mercado

El "fraude inocente": El engaño del libre mercado
JOHN KENNETH GALBRAITH

Publicado en ALAI 307

Este mes tengo dos eventos a celebrar: la distinguida carrera de Robert Heilbroner, el economista de centro-izquierda mas interesante, innovador e influyente, y el nonagesimo aniversario de la revista The Progressive.
Me atrevo a ofrecer el mismo tema para ambos. Es el siguiente: la mayoría de los economistas cometen algo que, de manera profesionalmente cauta, me atrevo a denominar como fraude inocente.
Es inocente porque la mayoría de los que lo perpetran lo hacen sin sentirse culpables. Es fraude porque rinde un servicio sigiloso a ciertos intereses particulares.
Empecemos con la palabra "capitalismo" que parece pasada de moda. Hoy día lo correcto es referirse al sistema de mercado.
Este cambio minimiza, e incluso borra, el papel que juega la opulencia individual en el sistema económico y social. Y elimina ciertas connotaciones adversas que se remontan a Marx. En lugar de tener a los propietarios del capital o a sus empleados en el poder, lo que tenemos es el rol admirablemente impersonal del mercado.
Es difícil imaginar un cambio semántico que beneficie más a los que disfrutan del poder que concede el dinero. Han conseguido una cierta anonimidad funcional.
Sin embargo, la mayor parte de los que utilizan esta designación -en particular, los economistas- lo hacen inocentemente. No ven problema alguno con esta terminología neutra y descriptiva. Ignoran una cuestión de máxima importancia: si el dinero y la opulencia confieren poder (la respuesta es: claro que sí). De ahí el termino "fraude inocente".
Este fraude oculta un cambio importantísimo en el papel que el dinero juega en la economía moderna. Hace un tiempo el consenso era que el dinero confería a su propietario, al capitalista, control sobre la empresa. Este es el caso todavía en la pequeña empresa.
Pero en todas las grandes empresas el poder decisivo lo ostenta una burocracia que controla, pero no posee, el capital requerido.
Las escuelas de adminstración [MBAs] enseñan a sus estudiantes a navegar por estas burocracias, y es a éstas a donde los graduados de dichas escuelas se dirigen. Pero la motivacion y el poder de las burocracias no son temas dignos de estudio para los economistas.
La gestión empresarial existe, pero su dinámica interna no se estudia, ni se explica porqué determinadas conductas son recompensadas con dinero y poder. Estas omisiones son otra manifestación del fraude. Puede que no sea del todo inocente. Permite evadir ciertos hechos, a menudo desagradables: la estructura burocrática, la competencia interna, la autopromoción, y muchos otros.
Este fraude, inocente o no, oculta un factor de crucial importancia en la distribución de la renta: en la cima de las burocracias empresariales, la renumeración la fijan aquellos que la reciben. Este hecho impepinable no encaja bien en las teorías económicas ortodoxas, y por tanto se le ignora.
En los libros de texto no existen ni las aspiraciones burocráticas, ni la acreción burocrática mediante fusiones y adquisiciones de otras empresas, ni la renumeración establecida por el recipiente. Ignorar todo esto constituye un fraude no del todo inocente.
Un fraude más generalizado domina el pensamiento académico en economía y política: la presunción de que la economía de mercado existe independientemente del Estado.
La mayoría de los economistas admiten el papel estabilizador del Estado, incluso aquellos que tratan, desesperadamente, de ignorar la realidad asignando un papel de bondad todopoderosa a Alan Greenspan y a la Reserva Federal norteamericana. Y, salvo los más dogmáticos, todos aceptan la necesidad de que el Estado regule y establezca controles legales.
Pero muy pocos economistas mencionan la intromisión de la empresa privada en funciones que, por común acuerdo, deberían corresponder al Estado. Las referencias constantes a los sectores público y privado ocultan esta intromisión, y esto constituye uno de los ejemplos más diáfanos de fraude inocente.
Examinemos, por ejemplo, las protestas habituales contra los subsidios a empresas privadas, donde éstas reciben una subvención estatal para sus productos o servicios. El problema es que estos subsidios son un detalle de poca importancia.
Mucho más seria es la asunción por parte de la empresa privada del control de decisiones en el ámbito público y del gasto estatal.
El caso más claro es la industria armamentista. Esta utiliza su influencia en el Congreso y el Pentágono para crear la demanda para sus productos, dirigir el desarrollo tecnológico de nuestro sistema defensivo, y suministrar los fondos necesarios al presupuesto de Defensa. Esto no es nada nuevo.
Se trata del complejo militar-industrial, una caracterización que se remonta a alguien tan poco radical como Dwight D. Eisenhower.
La idea de que los sectores privado y público son entes distintos es, en este caso, claramente absurda. Sin embargo, tanto académicos como comentaristas políticos y económicos ignoran sistemáticamente la absorción de funciones públicas por parte de la industria armamentista. Y el que calla, al menos en parte, otorga.
Me resulta difícil describir esto como fraude inocente. Las consecuencias sociales distan mucho de ser benignas.
En este asunto, es bastante evidente que es importante expresar lo que ocurre en lenguaje claro. Podremos así disfrutar de la incomodidad ajena que causan aquellos que dicen la verdad.

jueves, 18 de octubre de 2007

Oferta y demanda


Oferta y demanda:

El sistema de economía de mercado, para desarrollar sus funciones, descansa en el libre juego de la oferta y la demanda. Vamos ahora a centrarnos en el estudio de la oferta y la demanda en un mercado para un bien determinado.


Supongamos que los planes de cada comprador y cada vendedor son totalmente independientes de los de cualquier comprador o vendedor. De esta forma nos aseguramos que cada uno de los planes de los compradores o vendedores dependa de las propiedades objetivas del mercado y no de conjeturas sobre posibles comportamientos. De los demás.


Con estas características tendremos un mercado perfecto, en el sentido de que hay un número muy grande de compradores y vendedores, de forma que cada uno realiza transacciones que son pequeñas en relación con el volumen total de las transacciones.


Competencia perfecta:

Un mercado es perfectamente competitivo cuando hay muchos vendedores pequeños en relación con el mercado, el producto es homogéneo, los compradores están bien informados, existe libre entrada y salida de empresas y decisiones independientes, tanto de los oferentes como de los demandantes.
Competencia imperfecta:

Una empresa es de competencia imperfecta cuando las empresas oferentes influyen individualmente en el precio del producto de la industria. Las empresas concurrentes no actúan como precio-aceptantes, sino como precio-oferentes, puesto que, de alguna forma, imponen los precios que rigen en el mercado.


Recuérdese que la característica fundamental de la competencia perfecta es que, debido a la diversidad de empresas participantes, ninguna tiene capacidad para incidir sobre los precios, de forma que actúan como precio-aceptantes.


Determinación del precio:

El precio de un bien es su relación de cambio por dinero, esto es, el número de unidades monetarias que se necesitan obtener a cambio una unidad del bien.


Economía de mercado:

El sistema de economía de mercado o sistema capitalista se caracteriza porque los medios de producción son propiedad privada. Las decisiones sobre que producir como producir y para quien producir las toma el mercado.

domingo, 14 de octubre de 2007

martes, 9 de octubre de 2007

Población activa de España




Habitantes 38.000.000
Parados 3.000.000
Quedan por producir 35.000.000

Jubilados y amas de casa 12.000.000
Quedan para producir 23.000.000

Menores de 14 años 8.000.000
Quedan para producir 15.000.000

Enfermos e impedidos 587.000
Quedan para producir 14.413.000

Ejército, Policía y Guardia Civil 3.700.000
Quedan para producir 10.713.000

Obispos, curas, frailes y monjes 1.700.000
Quedan para producir 9.013.000

Funcionarios del Estado 6.300.000
Quedan para producir 2.713.000

Prostitutas, macarras, cantantes y jefes 1.700.000
Quedan para producir 1.013.000

Vagos, toreros e intermediarios 913.000
Quedan para producir 100.000

Presos 99.998
Quedan para producir 2

El que lo lee y el que lo ha escrito

que estudia su hijo ?